miércoles, 31 de enero de 2018

COMENZANDO EL PROYECTO DE UNA VIVIENDA


COMO INICIAR LA REDACCIÓN DE UN PROYECTO:

Errores más frecuentes:

-Mala elección en la jerarquía de importancia de los condicionantes. Por ejemplo: preponderar la forma de una escalera muy extendida y mal situada frente a la distribución correcta de una vivienda ajustada en m2. O partir de la forma de una fachada sin considerar que estancias cierra y de qué manera. Hay que procurar dejar para el final el detalle, yendo a lo más significativo primero.

-Centrarse en la planta sin contrastarla con volúmenes generales, forma de parcela, sección del edificio e inclinación del terreno.

-Obviar parámetros urbanísticos imprescindibles, edificabilidad, ocupación, alturas, distancias.

-No tener en cuenta una restricción forzosa, zona inundable, distancias a tendido eléctrico aéreo, servidumbres de paso.

-Partir de una estética incompatible con la normativa aplicable, cubiertas (forma e inclinación), ritmo y forma de huecos.

-Distribución ineficaz o no habitable. Molestias evitables por mezcla de usos de día y noche. Relaciones no admisibles entre estancias (baño-cocina, baño-salón). Alturas insuficientes.

-No desarrollar simultáneamente distintas plantas del edificio.

-Estimar superficies sin tener en cuenta espacios menores o servidores, pasillos y escaleras, máquinas, caldera, despensas, trastero.

-Estancias de forma y proporciones inadecuadas al uso o condicionadas por circulaciones perimetrales que lo limitan en exceso.

-Vivienda mal orientada.

-Influencia del clima del lugar en el diseño, proporción huecos-fachada, protección de los huecos.

-Exceso de distribución, pasillos, recorridos tortuosos.

Photo by Aida Sadzak  https://www.lifeofpix.com/photographers/aida-sadzak/

MÉTODO DE PROYECTO.

Son errores que si bien son subsanables pueden implicar pérdida de tiempo, al depender de un prejuicio sin evolución satisfactoria que a veces cuesta desechar. Por eso, aunque puede estar bien acudir al proyectista con un croquis lo recomendable es ir dispuesto a cambiar el enfoque de la idea. Al menos contemplar alternativas que pueden resultar más beneficiosas.

Todo lo anterior parece poco compatible con que intenten colocarnos un “proyecto paracaidista”, una vivienda que por una simple cuestión de imagen no reflexionada no responde a ninguna o muy pocas de las cuestiones planteadas.

Por eso deberíamos poner en duda que nos ofrezcan sin más un volumen y plantas aterrizadas desde el limbo de la indeterminación.

Peor todavía son esas bromas consistentes en considerar un edificio como una especie de caparazón vacío. Primero nos pretenden colocar la envolvente para embutir después la distribución a calzador. La arquitectura es algo más serio que la foto desde una esquina, dudo que comprásemos un vehículo sin que nos hayan diseñado el interior. O que ni siquiera hayan comprobado que el número de pasajeros, la carga de equipaje o la posición de los usuarios que solicitamos es la óptima para el tipo de vehículo. Ni un deportivo de dos plazas es un monovolumen para siete personas ni da como resultado las mismas alturas, aerodinámica, centro de gravedad, motor, etc. No se puede desligar forma y uso. 

El exterior de una mansión de 500 m2 no es "personalizable" a una vivienda de 120 m2, porque ni la relación altura con longitud de fachada por ejemplo tendrá nada que ver, ni la proporción de los huecos, ni la presencia de las carpinterías. Igual que el diseño de una camioneta es distinto al de de una berlina. Los edificios bien proyectados evidencian su interior al exterior. La cuestión es independiente del uso de una arquitectura más o menos moderna, aunque la abstracción puede dar pie a la pérdida de la percepción de escala del edificio, salvo en espacios singulares como salones, donde se puede llegar a una doble altura libre, existen unas alturas razonables de las estancias que al final sirven de referencia para obtener la escala de un edificio residencial.

Por mucho que nos lo intenten vender, un bungalow de treinta metros cuadrados no es un palacio renacentista, y si intentamos disfrazarlo así, el resultado va a ser forzado.

Photo by Blake Verdoorn https://www.lifeofpix.com/photographers/blakeverdoorn/



LAS ALTERNATIVAS SI, SIEMPRE QUE SEAN MEJORES.

El diseño de interior y exterior es simultáneo, por eso proyectarse una casa es más complejo que elegir y comprar una camisa. Y como comentábamos en la entrada anterior cuanto más limpio sea el punto de partida más rápido y mejor llegará una solución óptima. Es decir todos los factores esenciales deben ser considerados al tiempo y desde el comienzo.

No hay nada más personal que el hecho de que proyecten nuestra casa desde el inicio basándose en las circunstancias fundamentales y nuestras necesidades, si nos decidimos a construir nuestra propia casa ¿porqué renunciar al privilegio que conlleva? Si no se tiene en cuenta algo fundamental en la redacción del proyecto lo más probable es que se le dé una solución posterior poco coherente con el resto, mediocre o inadecuada.

¿Si por el mismo precio o menos un profesional nos ofrece un resultado a nuestra medida para que dejarnos liar por una imagen que pueda dejar escapar nuestras principales aspiraciones?

Voy a poner un ejemplo, me recomiendan un tipo de vivienda acristalada a dos fachadas opuestas con una infografía muy mona. Me dicen que es óptima para mí porque puede situar el acristalamiento al sur en el acceso y el otro al Norte, donde hay una vista privilegiada de la montaña del lugar.

El problema es que el acristalamiento masivo al Norte va a hacer mi vivienda muy ineficaz energéticamente, cuando con un diseño específico, personal que no “personalizado”, no tendría que renunciar a esas vistas con unas ventanas de la forma y en las posiciones adecuadas. Por ejemplo, una ventana panorámica en lugar de acristalamiento de suelo a techo. Naturalmente todo esto con el lapicero en la mano y viendo las alternativas en el momento.

Algo importante también es el control de lo que podemos gastar, quizás esa piscina que tanto nos ilusionaba hay que dejarla para más adelante para hacer las cosas bien en la vivienda. Puede que el movimiento de tierras pretendido no sólo no sea económicamente viable sino que va contra la normativa vigente. Es probable que eso que va a llevar tantos metros lineales de construcción como por ejemplo el vallado de una finca grande sea mejor hacerlo con una solución sencilla y barata, y dejar la propuesta más cara a los laterales del acceso peatonal y rodado. En los acabados de las zonas menos nobles, garajes, trasteros, lavaderos, etc. Podemos ser menos exigentes.

Quizás hemos pedido un acristalamiento de aislamiento acústico singular, pero podría bastarnos en los dormitorios.

Es recomendable que todo sea lo más parecido a lo que se va edificar, pero puede pedirse al arquitecto que consienta algunas modificaciones no substanciales por los motivos anteriores para que no nos endosen segundas facturas por modificaciones de proyecto. Siempre que sean controladas y no fundamentales, por ejemplo no es recomendable cambiar la estructura de un edificio cuando se está cimentando pero no pasa nada por modificar una acera de trazado o de acabado.

Una buena arquitectura no es necesariamente el uso de aplacados caros, mármoles y aceros inoxidables. Se puede hacer un buen edificio con materiales humildes, tan bueno o mejor que uno mal diseñado con acabados de lujo. Muchos de los ejemplos más notables de la historia reciente de la arquitectura basan precisamente su atractivo en la superación de esta premisa simplista. Incluso existen muchas corrientes de arquitectura contemporánea que acuden a técnicas tradicionales muy baratas para dar una alternativa experimental, experimental desde nuestra convención, pero muy utilizadas durante cientos de años.

La vuelta a las propuestas de construcción con tierra, adobe o tapial, la vuelta a la madera o a la cerámica más sencilla busca aunar condiciones térmicas favorables con sostenibilidad. Otro de los caballos de batalla de la nueva arquitectura.

En definitiva, para que el edificio responda a los requisitos legales, de la parcela y entorno y las necesidades del cliente deben considerarse de forma simultánea todos los condicionantes fundamentales. “No empecemos la casa por el tejado”

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